1932: Nace el fútbol profesional y también somos los primeros campeones.
La de 1930 es una década de muchos acontecimientos a nivel mundial.
Uruguay Campeón del Mundo. Bolivia y Paraguay encontrados en una brutal guerra. El mundo abatido por el quiebre de la Wall Street en 1929. Europa comienza a conocer el brutal poderío de Hitler y más adelante en la década, explota la Segunda Guerra Mundial. Pero en Uruguay las cosas no cambian mucho, volvíamos a ganar otro clásico histórico, el 7 de Agosto de 1932, frente a 60.000 personas, en el Estadio Centenario, ganamos el primer clásico del profesionalismo, el score final fue de 2 tantos contra 0.
A los 29` Lorenzo Fernández convierte, tras un tiro rastrero, el primer gol de la tarde. El segundo fue a los 40` de la segunda parte tras un contragolpe de Fernández que asiste a Mata y éste, tras infernal disparo, convierte el tanto definitivo de la contienda.
En este año 1932 hacía la aparición un goleador de goleadores, el infalible José Pedro “el Tigre” Young. Su acercamiento a Peñarol fue algo peculiar. Llego a probarse a la cancha de Pocitos, donde lo esperaba solamente el arquero del primer equipo, el “Canario” Estívez, para probar su famoso remate. “El Tigre” deja el saco en el pasto, toma la pelota, la posiciona a cuarenta metros del arco y con zapatos de calle lanza un tiro con una potencia pocas veces vista. Al final de esta corta prueba el jugador fue aceptado en las líneas aurinegras.
Pedro Young, en ese mismo año, por un problema en la rodilla izquierda, jugó solamente 12 de los 27 partidos pero mantuvo un promedio de un gol por partido.
Para el año siguiente, “el Tigre” Young haría historia convirtiendo 33 goles, record que pudo romper Fernando Morena recién 42 años después, en 1975, con 34 goles y que superó en 1978 con una impresionante marca de 36 conquistas. Young mantiene un record; anotó en los quince partidos consecutivos que van del 2 de Julio al 21 de Octubre de 1933.
Para el año 1938 nos consagramos como Campeones Uruguayos, por cuarta vez consecutiva.
1943: Llega Obdulio y comenzamos a armar “la Maquina del 49”.
En el año 1944, luego de la llegada de Obdulio Varela en el 43, tuvimos un año excepcional, salimos campeones de todo: en primera división, en segunda, en tercera y en cuarta, además de Básquetbol, Ciclismo, Bochas, Ajedrez y todas las competencias deportivas en las que participamos.
Desde ese año y hasta 1949 fuimos armando un equipo imbatible, que salió nuevamente campeón en el 45.
Pero en 1949 estábamos prontos para hacer historia grande, nos consagramos campeones invictos de la “triple corona” (Competencia, Honor y Uruguayo), en este último con 62 goles a favor y 17 en contra, empatando solamente dos partidos. Con una delantera que quedará por siempre en el recuerdo, formada con: Ghiggia; Hohberg; Miguez; Schiaffino y Vidal, nacido en Argentina nacionalizado uruguayo.
El equipo del 49 de Peñarol conformó la base de la Selección Uruguaya Campeona del Mundo en 1950.
A continuación detallamos los resultados de los encuentros de ese año.
Peñarol 5 – Liverpool 0; Peñarol 5 – Central 2; Peñarol 3 – Cerro 0; Peñarol 3 – Danubio 1; Peñarol 6 – Defensor 1; Peñarol 6 – Wanderers 0; Peñarol 5 – Cerro 3; Peñarol 2 – Nacional 0; Peñarol 2 – Rampla 2; Peñarol 2 – Liverpool 0; Peñarol 5 – Central 0; Peñarol 2 – River 1; Peñarol 2 – Danubio 1; Peñarol 3 – Defensor 1; Peñarol 1 – Wanderers 1; Peñarol 3 – Cerro 1; Peñarol 4 – Nacional 3; Peñarol 3 – Rampla 0.
1949: 9 de octubre “el clásico de la fuga”.
“La escuadrilla de la muerte” formaba ese día con: Pereyra, Hugo y Possamay, Gonzáles, Varela y Ortuño, Ghiggia, Hohberg, Míguez, Schiaffino y Vidal.
Nacional entró a la cancha con: Paz, Raúl Pini y Tejera, Santamaría, Rodolfo Pini y Cruz, Castro, Laña y García
Peñarol, como de costumbre, arrasaba a su rival. El marcador decía que ganábamos 2-0, con goles de Ghiggia, que luego de varios rebotes logra meter el gol, y Vidal de penal, cuando el arbitro marcó el final del primer tiempo. Luego de minutos de culminada la primera parte se anuncia que Nacional no se presentaría para jugar el resto del partido, argumentando la mala actuación del arbitro, que había expulsado a los jugadores Tejera y Gómez dejando al equipo disminuido. Hecho que igualmente les permitía seguir jugando. “Los jueces hicieron alinear a Peñarol, y luego de la pitada de rigor se declaro la ausencia del rival”
Anécdotas de ese mismo día en el Estadio cuentan que en esa ocasión el clima se presentaba con una leve llovizna, pero muy molesta, que se mantuvo durante todo el primer tiempo y el descanso, pero a la hora de salir Peñarol a la cancha para la segunda parte, se despejo y salió un hermoso sol acompañado a este gran equipo que terminó dando la vuelta festejando la retirada de su adversario. EXTRAIDO:CLUB ATLETICO PEÑAROL.COM